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podridas las dos.
Hay que tener cuidado dijo Morelli, cerrando los ojos . Todos andamos
detrás de la pureza, reventando las viejas vejigas pintarrajeadas. Un día
José Bergamín casi se cae muerto cuando me permití desinflarle dos páginas,
probándole que... Pero cuidado, amigos, a lo mejor lo que llamamos pureza...
El cuadrado de Malevich dijo Etienne.
Ecco. Decíamos que hay que pensar en Hermes, dejarlo que juegue. Tomen,
ordenen todo esto, ya que vinieron a verme. Tal vez yo pueda ir por allá y
echar un vistazo.
Volveremos mañana, si usted quiere.
Bueno, pero ya habré escrito otras cosas. Los voy a volver locos,
piénsenlo bien. Tráiganme Gauloises.
Etienne le pasó su paquete. Con la llave en la mano, Oliveira no sabía qué
decir. Todo estaba equivocado, eso no tendría que haber sucedido ese día, era
una inmunda jugada del ajedrez de sesenta piezas, la alegría inútil en mitad
de la peor tristeza, tener que rechazarla como a un mosca, preferir la
tristeza cuando lo único que le llegaba hasta las manos era esa llave a la
alegría, un paso a algo que admiraba y necesitaba, una llave que abría la
puerta de Morelli, y en mitad de la alegría sentirse triste y sucio, con la
piel cansada y los ojos legañosos, oliendo a noche sin sueño, a ausencia
culpable, a falta de distancia para comprender si había hecho bien todo lo
que había estado haciendo o no haciendo esos días, oyendo el hipo de la Maga,
los golpes en el techo, aguantando la lluvia helada en la cara, el amanecer
sobre el Pont Marie, los eructos agrios de un vino mezclado con caña y con
vodka y con más vino, la sensación de llevar en el bolsillo una mano que no
era suya, una mano de Rocamadour, un pedazo de noche chorreando baba,
mojándole los muslos, la alegría tan tarde o a lo mejor demasiado pronto,
todavía inmerecida, pero entonces, tal vez, vielleicht, maybe, forse, peut-
être, ah mierda, mierda, hasta mañana maestro, mierda mierda infinitamente
mierda, sí, a la hora de visita, interminable obstinación de la mierda por la
cara y por el mundo, mundo de mierda, le traeremos fruta, archimierda de
contramierda, supermierda de inframierda, remierda de recontramierda, dans
cet hôpital Laennec découvrit l auscultation: a lo mejor todavía... Una
llave, figura inefable. Una llave. Todavía, a lo mejor, se podía salir a la
calle y seguir andando, una llave en el bolsillo. A lo mejor todavía, una
llave de Morelli, una vuelta de llave y entrar en otra cosa, a lo mejor
todavía.
En el fondo es un encuentro póstumo, días más o menos dijo Etienne en
el café.
Andate dijo Oliveira . Está muy mal que te deje caer así, pero mejor
andate. Avisales a Ronald y a Perico, nos encontramos a las diez en casa del
viejo.
Mala hora dijo Etienne . La portera no nos va a dejar pasar.
Oliveira sacó la llave, la hizo girar bajo un rayo de sol, se la entregó
como si rindiera una ciudad.
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Es increíble, (de un pantalón puede salir cualquier cosa, pelusas, relojes,
recortes, aspirinas carcomidas, en una de esas metés la mano para sacar el
pañuelo y por la cola sacas una rata muerta, son cosas perfectamente
posibles. Mientras iba a buscar a Etienne, todavía perjudicado por el sueño
del pan y otro recuerdo de sueño que de golpe se le presentaba como se
presenta un accidente callejero, de golpe zás, nada que hacerle, Oliveira
había metido la mano en el bolsillo de su pantalón de pana marrón, justo en
la esquina del boulevard Raspail y Montparnasse, medio mirando al mismo
tiempo el sapo gigantesco retorcido en su robe de chambre, Balzac Rodin o
Rodin Balzac, mezcla inextricable de dos relámpagos en su broncosa helicoide,
y la mano había salido con un recorte de farmacias de turno en Buenos Aires y
otro que resultó una lista de anuncios de videntes y cartománticas. Era
divertido enterarse de que la señora Colomier, vidente húngara (que a lo
mejor era una de las madres de Gregorovius) vivía en la rue des Abbesses y
que poseí a secrets des bohèmes pour d affections perdues. De ahí se podía
pasar gallardamente a la gran promesa: Désenvoûtements, tras de lo cual la
referencia a la voyance sur photo parecia ligeramente irrisoria. A Etienne,
orientalista amateur, le hubiera interesado saber que el profesor Mihn vs
offre le vérit. Talisman de l Arbre Sacré de l Inde. Broch. c. I. NF timb.
B.P.27, Cannes. Cómo no asombrarse de la existencia de Mme. Sanson, Médium-
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